Los grancanarios desoyeron las recomendaciones, los avisos de carreteras cortadas y las advertencias de atascos y accidentes por deslizamiento y peregrinaron hasta la cumbre.
Y aquello era impresionante. ¡Hasta una máquina quitanieves! ¡En Gran Canaria! Una experiencia que bien vale un atasco.
El ansia por la nieve pudo más que la prudencia y la mesura. Porque este sábado es uno de los que con el tiempo todos recordarán, pero sólo unos miles podrán decir: "Yo estuve allí".
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