Los vecinos de Valsequillo atienden a 10.000 visitantes pese a la conmoción por la muerte de un fundador de la fiesta
Los vecinos de Valsequillo, aún consternados por la muerte de Damián Corujo mientras presentaba el pregón de la Ruta del Almendrero en Flor, convirtieron la jornada de ayer en un homenaje al exprofesor de varios colegios del pueblo y fundador de las fiestas del almendro de Tenteniguada. Sus restos mortales se velaron durante todo el día en el tanatorio municipal, a escasos cien metros de la plaza de San Miguel, que se quedó pequeña para acoger a los miles de grancanarios y turistas que acudieron a degustar los productos de la tierra. Tras la suspensión de todos los actos que se iban a celebrar en Tenteniguada, los visitantes se congregaron en el casco urbano de Valsequillo y en los barrios de La Barrera y Las Vegas.
"Murió en su fiesta; donde a él le hubiese gustado acabar su paso por este mundo", comentó uno de los amigos de Damián Corujo que hacían corrillo a las puertas del velatorio, adonde llegaban con nitidez los ecos de las parrandas de música y los olores de los ventorrillos cercanos. También conmocionado por el suceso, el alcalde Francisco Atta coincidió en que el líder vecinal "falleció haciendo lo que más le gustaba, participar en la fiesta del almendro y, además, presentando a su gran amigo Fermín Altuna, con el que compartió tantos esfuerzos para mejorar la vida en su pueblo de Tenteniguada".
Damián Corujo Jiménez tenía 67 años y se había jubilado en la enseñanza pública en 2008, después de haber ejercido como profesor en Tenteniguada y como director de los colegios de La Barrera y de Valsequillo. Según otro de sus amigos, Normando Peñate, "era una persona admirada y querida, pues desde joven colaboró en todos los actos culturales y recreativos de Tenteniguada".
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